viernes, 24 de junio de 2011


JUAN NADIE Y EL 15-M.

César Platas Brunetti
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Me gusta el cine. Hace poco he visto “Juan Nadie” (1941), una película en blanco y negro de mediados del siglo pasado (dicho así, ¿a que suena prehistórico?). Ahora bien: ¿qué tiene que ver esta antigua película con un tema de candente actualidad como el 15-M? No parece lógico relacionarlos,… pero nada más lejos de la realidad. Parece mentira que una película rodada hace tanto tiempo se mantenga de tan rabiosa actualidad.
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Para quién no la haya visto se trata de un magnate que compra un periódico y para hacerlo rentable despide a la mayoría del personal (esto parece muy actual). Una periodista, para no ser despedida, se inventa a un personaje llamado Juan Nadie quien, dice, le ha enviado una carta. Juan se va a suicidar como protesta, a la medianoche de navidad desde lo alto del edificio del ayuntamiento (vaya símbolo), asqueado por la ineficacia de las grandes instituciones ante los problemas reales de la gente (¿queda alguna duda de su actualidad?).
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Como en toda película tiene que haber una historia: el artículo causa un gran impacto y se ven obligados a encontrar a un hombre, un vagabundo que no tenga nada que perder, para representar a Juan Nadie durante el tiempo que falta hasta la fecha del supuesto suicidio. La periodista escribe vehementes artículos contra la corrupción, pero cuando Juan ha de pronunciar su primer discurso radiofónico ella se atasca y no sabe que escribir; su madre le aconseja que la gente ya está cansada de escuchar tonterías y cosas malas; lo que desea es escuchar un mensaje positivo y esperanzador.
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Y aquí comienza la verdadera historia: la periodista, a través de unas reflexiones paternas sencillas sobre la vida, da voz al corazón del ciudadano anónimo. Juan empieza a encarnar en el vagabundo y contacta con las verdaderas necesidades de la gente, comenzando así una escalada donde Juan Nadie, hecho hombre, es el símbolo que representa a un ciudadano cualquiera. Puede que seas tú o yo, ya que todos somos Juan Nadie. Esto no es nuevo en la historia, siempre hubo seres que “encarnaron” el sentir de la multitud y como punta de lanza lograron abrir camino para el progreso. Seres que fueron el rostro visible de un Zeitgest (espíritu de los tiempos) que llevó al hombre a avanzar más allá de sus limitaciones. El aporte novedoso del 15-M es que no hay una cabeza visible, sino (como si de una enorme hidra se tratara) de múltiples cabezas y un solo cuerpo social; algo así pasa también con Anonymus, a cuya máscara dan vida múltiples individuos. La tan comentada Era de Acuario se caracterizaría por un movimiento social de estas características, más que encabezado por un líder al uso de dictaduras o de partidos políticos vigentes y, aparentemente, es esto lo que se está dando.
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No desvelaré la trama total de la película, pero sí quiero remarcar, de su guión, el hecho de que: quienes se asentaban tan tranquilamente en el poder (sea político o económico) para “hacer su agosto” tenían miedo. Miedo a que se descubriera que democracia significa gobierno del pueblo (demos-kratos: demos = pueblo, kratos = gobierno). Miedo a que el pueblo recuperara el poder y exigiera a sus representantes que trabajaran por y para ellos de verdad. Miedo a que la gente pensara que un futuro mejor fuera posible, más allá de lo que ellos quisieran hacernos ver como justo o razonable (siempre y cuando favorecieran oscuros intereses personales).
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Ahora, la gente que cansados de ser un engranaje más en la máquina de amasar fortuna de las grandes corporaciones, ha tomado la plaza y al viejo estilo griego desde el ágora (espacio abierto que funcionaba como la plaza pública de las ciudades-estado griegas) está diciendo: ¡ya está bien!
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Todo vuelve, pero en cada etapa ascendemos un escalón. En Italia se planteó un referéndum con cuatro preguntas, dos de las cuales me parecen básicas y de transcendencia ecológica a nivel mundial: 1) No a la energía nuclear, contaminante y muy insegura para el hombre y el planeta (porque no se pueden prever todas las contingencias negativas; Fukushima ¿no es suficiente ejemplo?) y 2) No a la privatización del agua (para que los mercados no tengan otro medio de control sobre la ciudad y el ciudadano). Estas peticiones deberían “globalizarse” y haber un organismo internacional garante de su cumplimiento en cualquier país del mundo. En ello nos estamos jugando algo más que dinero, puestos laborales, etc.; nos estamos jugando nuestro destino como especie. Como dice el dicho: “El que juega con fuego…” (a esto agregaría también: “el que juega con agua…”).
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            Me gusta el cine, pero más me gusta la realidad; porque es en ella, y sólo en ella, donde podemos cambiar las cosas y sentirnos satisfechos con la obra realizada. ¿Cuál será el futuro del 15-M? Sólo podremos contestar a esta pregunta satisfactoriamente si todos los que, cansados de ser ese engranaje que “se usa, se tira y ya está”, unimos nuestros esfuerzos para que se oigan nuestras verdaderas necesidades. Si logramos esto podremos decir, al mejor estilo “hollywoodiense” que: Juan Nadie cabalga de nuevo.
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